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out
2017

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Chile: una construcción colectiva de política pública para las organizaciones culturales comunitarias

Em 24, out 2017 | Em Notícias |

 

 

La construcción de una política pública para las organizaciones culturales comunitarias (OCC) es un tema que viene ganando espacio en Chile desde 2015. El debate en torno a cómo implementar el componente y cómo avanzar en este tema en el país es visto como un proceso que lleva al menos dos etapas. La primera comprende el período 2015-2018 y se trata de una etapa de vinculación con las OCC. Una etapa de conocimiento, de ver cuántas son, dónde, quiénes y cómo están. La segunda (2018-2022) debe dar continuidad al trabajo con el diseño de una política cultural para el sector comunitario realizado de manera conjunta con las organizaciones.

La consultora de comunicación del programa IberCultura Viva estuvo en Chile del 19 al 27 de julio y pudo ver un poco de cómo se está dando este acercamiento a las OCC en algunas de las regiones del país. La visita se dio en el marco de la relación de cooperación entre los países miembros de IberCultura Viva, como inicio de un plan de trabajo colaborativo entre el programa y el equipo técnico Red Cultura – Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de Chile, con vistas a la difusión y promoción tanto de la política cultural para organizaciones culturales de base comunitaria del país como de sus actividades y características, en el Espacio Cultural Iberoamericano.

 

El Consejo Nacional de la Cultura y las Artes es el órgano del Estado encargado de implementar las políticas públicas para el desarrollo cultural en Chile. Creado por la Ley 19.891, que entró en vigencia el 23 de agosto de 2003, desarrolla una serie de programas para cumplir con su misión y funciones en las 15 regiones del país: Arica y Parinacota, Tarapacá, Antofagasta, Atacama, Coquimbo, Valparaíso, Metropolitana, O’Higgins, Maule, Biobío, La Araucanía, Los Ríos, Los Lagos, Aysén, Magallanes.

Uno de los principales programas del Departamento de Ciudadanía Cultural es Red Cultura, cuyo propósito es disminuir las diferencias en la oferta comunal para el acceso y participación de la población en arte y cultura. Busca promover el acceso y la participación de las comunidades en iniciativas artístico-culturales, además de contribuir al fortalecimiento de la gestión cultural municipal y a la valorización y el resguardo del patrimonio cultural inmaterial.

Red Cultura trabaja en los territorios, con las personas que ahí están, por medio de convocatorias para apoyar el desarrollo de iniciativas culturales comunitarias o promover residencias de arte colaborativo en comunidades. También busca desarrollar modelos de planificación cultural territorial inclusiva, con enfoque de derechos.

 

Durante la visita del programa IberCultura Viva al país, se realizaron reuniones en  cinco ciudades (Santiago, Valparaíso, Viña del Mar, Concepción y La Serena) con representantes de los equipos del programa Red Cultura de seis regiones: Metropolitana, Valparaíso, Biobío, Los Lagos, Araucanía, Maule  y Coquimbo. Los equipos hablaron de cómo han implementado el componente que trabaja con OCC, las dificultades y los aciertos que han encontrado.

En los nueve días de actividades, Ibercultura Viva estuvo representado por la periodista Teresa Albuquerque, y la Coordinación Nacional de Red Cultura, por Marianela Riquelme Aguilar, a cargo del componente OCC. Además de las reuniones con los equipos regionales, las dos participaron en encuentros con representantes de OCC de la Región Metropolitana, Coquimbo y Biobío, y en la visita a una organización en Viña del Mar (Región de Valparaíso). También comparecieron al Encuentro de las Organizaciones Culturales Comunitarias de la Región Metropolitana, realizado el sábado 22 de julio en la Universidad Católica Silva Henríquez, en Santiago. Se unió a este equipo Hugo Provoste, periodista del Departamento Ciudadanía Cultural, en las regiones Metropolitana, Valparaíso y Biobío.

A continuación, un resumen de los días de intercambio en Chile.

Los participantes del encuentro con 3 organizaciones de la Región Metropolitana

 

 


PRIMERA PARADA: SANTIAGO

El encuentro con el equipo de la Región Metropolitana se compuso de dos partes: por la mañana, una conversación con el equipo de Red Cultura (Álvaro Rodríguez, Salvador Velásquez, Camila Garrido, Tomás Caroca, Vania Fernández); por la tarde, un encuentro con tres de las 17 OCC que fueron beneficiadas con el Fondo para Iniciativas Culturales de Base Comunitaria en Pro de la Integración Social en 2016 (Corporación Cultural La Feria/Escuela Artística Comunitaria, La Gandhí y La Escuela de Carnaval Raiz do Aukan).

La mañana empezó con Camila Garrido hablando de los cuatro componentes relevantes que ellos como región tienen que ejecutar, en especial el de Residencias de Arte Colaborativo. Hace dos años Red Cultura implementa las residencias con el fin de llevar acceso a experiencias artísticas a los territorios (“no que la comunidad viera la experiencia artística, sino que la viviera”).

Las residencias se dan por convocatoria. Se convoca a un artista o colectivo artístico para una estadía de tres meses en un territorio, y su misión es trabajar con organizaciones sociales o la infraestructura municipal, buscando cruzar sus prácticas artísticas con el contexto local y la realidad de la comunidad.

“Las organizaciones han recibido a estos artistas y han generado proyectos bastante interesantes. Ahí también las organizaciones son protagonistas, se empoderan en el territorio y son la contraparte directa”, afirmó Camila.

Salvador Velásquez citó como ejemplo una experiencia de residencia que tuvieron el año pasado en La Legua, un barrio estigmatizado por el tráfico de drogas, de la comuna San Joaquín. Un colectivo de fotografía se insertó en la comunidad, en un colegio de educación básica donde un muro de acero impide que las balas entren en el patio. ¿Qué hicieron? Transformaron el muro en una especie de museo abierto. Un mural lleno de fotos antiguas de miembros de la comunidad escolar, sus familiares y amigos.

Cultura ciudadana

La directora regional de Cultura, Ana Carolina Arriagada, de pasaje para un saludo, habló sobre el encuentro de OCC que se realizaría dos días después, en la Universidad Católica Silva Henríquez, y la importancia de tener una agenda a corto, medio y largo plazo para empezar a trabajar en soluciones.  “En Chile hay una transición de una institucionalidad que primero reconoció la importancia de recoger el valor artístico de los talentos, de fomentar la sustentabilidad del arte, y que ha ido transitando a algo más ciudadano. Es decir, que la cultura es algo que se vive y que le pertenece a todos y que hay una práctica en territorio que debe ser reconocida”, comentó.

Álvaro Rodríguez explicó el contexto en el que se  inserta el programa Red Cultura, comentó algunas diferencias del trabajo en la Región Metropolitana con las OCC en comparación con otras regiones, contó cómo llegaron donde están, cómo se dio el acercamiento, el proceso de construcción de confianza. También contó cómo un trabajo conjunto con un centro de estudios de la Universidad Central en Santiago, en 2016, terminó en laboratorios ofrecidos a las OCC, con seminarios y talleres, un ciclo largo, de un semestre, totalmente gratuito y con convocatoria abierta.

“Fue una instancia muy grata, muy beneficiosa”, afirmó el coordinador de Ciudadanía Cultural de la Región Metropolitana. “En este tercer año, empiezan a aparecer temas que son ejes rectores, como que el arte y la cultura sean medios para el desarrollo, que se entienda como un derecho, entre otros conceptos que se traducen en solicitudes específicas de las organizaciones”.

Tres etapas

Tomás Caroca, profesional del equipo, resumió así los tres años de trabajo con las OCC en la Región Metropolitana: “El 2015 fue el primer acercamiento, donde se elaboró un documento con las necesidades de las OCC. El año pasado se realizó esta alianza con la academia para trabajar con las mismas temáticas que las organizaciones habían adelantado, y este año, la manera que se ha decidido trabajar con las OCC ya no es un lugar cerrado, no es la academia, tampoco institucional, sino que decidimos focalizar ciertos territorios de la región y vamos a realizar encuentros territoriales con OCC.”

“Todas las OCC son de territorio, pero como teníamos que focalizar y no son muchos los recursos partimos por los territorios emblemáticos y las organizaciones que tienen un discurso y un trabajo más avanzado. Como tenemos que llevar ciertas herramientas a los territorios, lo bueno sería ir construyendo con ellos”, añadió Camila. “Es importante entender las dinámicas de las organizaciones territoriales también, porque no todas son iguales”, resaltó Salvador.

Una tarde de carnaval

Por la tarde, la reunión fue con representantes de tres organizaciones culturales comunitarias de la Región Metropolitana que tenían fuerte vínculo con el tema del carnaval. Rosa Núñez, Hugo Melo y Carolina Arcos hablaron de sus quehaceres en La Escuela Artística Comunitaria, creada en 2012 en la comuna de Lo Espejo — un proyecto de la Corporación Cultural la Feria que empezó como una comparsa y pasó a una escuela gestionada por vecinos, donde se imparten talleres artísticos gratuitos a niños, jóvenes, adultos y adultos mayores de la región.

Lesly Toloza Cortés comentó la experiencia de la Escuela de Carnaval Raiz do Aukan, una agrupación dedicada a la música brasileña (el samba, especialmente) y que busca promover la cultura carnavalesca, junto con generar un espacio de construcción comunitaria en la comuna de Cerrillos. Scarlett Chacon y Marco Antonio Vega López, a su vez, hablaron de La Gandhí, comparsa nacida en 2014 con el objetivo de crear ciudadanía, proponiendo la danza afro y la batucada como procesos de sanación.

 


SEGUNDA PARADA: VALPARAÍSO

El día en Valparaíso comenzó con un encuentro con el equipo nacional del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes. Patricia Rivera, encargada de la Sección Territorio Cultural, a cargo del tema, recordó el propósito de trabajar por el fortalecimiento de la cultura de base comunitaria, la importancia de tener una construcción colectiva para la gestación de una política hacia el sector. Además, se discutió la necesidad de un espacio permanente de difusión de las actividades y acciones desarrolladas por las OCC chilenas, inclusive en plataformas como la de IberCultura Viva.

 

Enseguida, en el encuentro con el equipo regional de Valparaíso (Carolina Arce, Rodrigo Basáez y Maria José Oyarzún), uno de los principales temas fue un proyecto regional de trabajo con OCC llamado “Mi barrio es cultura” (que no está vinculado al programa Red Cultura, sino al programa Acceso Regional). Creado por el equipo regional con el fin de recuperar la relación directa del Consejo de la Cultura con el territorio, el proyecto comenzó con seis barrios/localidades y hoy día está en 11, en todas las provincias de la región.

“Con ello han surgido procesos interesantes de organizar que tienen que ver con la política del Estado con las OCC, la vinculación con esas OCC de manera directa, y la colaboración con otros servicios y entidades (públicas o privadas)”, dijo Carolina Arce , coordinadora de Ciudadanía Cultural de la Región de Valparaíso.

La idea es que “Mi barrio es cultura” dure tres años. “El primer año fue de vinculación y conocimiento con las organizaciones. Al final de este año, la idea es que hayamos diseñado un proyecto participativo, con proceso de diagnóstico, un proyecto que se va a ejecutar el segundo año, acompañado de herramientas de formación y fortalecimiento de capacidades junto con buscar nuevos mecanismos o fortalecer las formas de obtención de recursos. El tercer año es el despegue, esperando que las organizaciones puedan quedar con alguna capacidad para proyectarse por sí solas”, detalló Carolina.

Valparaíso y sus cerros

El rol transformador

María José Oyarzún (profesional Red Cultura) recordó que al principio se pensó en realizar el proyecto con una consultora, que interviniera en los territorios y generara una dinamización social barrial en sectores vulnerables. Sin embargo, a través del programa Red Cultura se decidió que no fuera personas desde afuera, sino las OCC las que se hicieran cargo de los barrios.

“Gracias a la intervención de las OCC, en algunos barrios se han creado nuevas OCC, que nacen a raíz de este proyecto”, señaló. “Eso nos permite no solo trabajar y fortalecer nuestras OCC ya instaladas, sino que, a su vez, vamos proliferando estos pequeños núcleos dentro de los barrios, porque se instala la idea de que cultura es un elemento transformador barrial y esperanzador, sobre todo en situaciones de vulnerabilidad”.

 

El origen del proyecto “Mi barrio es cultura” está vinculado al gran incendio que hubo en la ciudad de Valparaíso en abril de 2014, dejando 15 muertos, más de 500 heridos y casi 3000 viviendas destruidas. Tras la tragedia, el país se movilizó para ayudar a los habitantes a reconstruir sus casas y vidas. El Consejo de Cultura se dedicó a reconstrucción del tejido social, a la pérdida de identidad, de historias familiares, que vinieran con la quema de sus casas. “A través de jornadas participativas, abríamos un espacio para escuchar experiencias de los vecinos, trabajar a partir del sentimiento y comenzar a construir. Desde ahí nacieron sueños, ideas, proyectos”, contó Carolina.

“Trabajamos mucho con OCC que tuvieron un rol importantísimo en el incendio”, destacó María José. “Las OCC abrieron sus espacios, empezaron a ser albergues, a ser canalizadores de ayuda comunitaria, y se transformaron en un foco social en este momento tan importante. Eso  fue importante para entender el rol que cumple una OCC dentro de su espacio barrial. No es solo una diversión, existe un rol social importante en la mejora de la calidad de vida de las personas.”

 

Temas como formación, sensibilización y liderazgo van apareciendo en torno al proyecto, y llaman la atención del equipo para algunas cuestiones territoriales. “Ha sido un descubrimiento también para nosotros, poder visualizar lo que pasa en los territorios, las dinámicas son distintas”, resaltó Rodrigo Basáez, encargado del programa Acceso Regional. En Viña del Mar, por ejemplo, hay organizaciones como La Mandrágora, que siguen teniendo un trabajo autogestionado de años sin vincularse con el municipio y evitando depender de una entidad de gobierno.

La tarde terminó con una visita al Centro Cultural y Colectivo Teatral La Mandrágora, instalado desde 2004 en la población de Achupallas de Viña del Mar (como organización social comunitaria, La Mandrágora existe desde el año 2001). La organización desarrolla una serie de talleres artísticos y socioeducativos, cuenta con una biblioteca comunitaria, promueve ciclos de cine y hasta un encuentro internacional de teatro. Todas las acciones se desarrollan de forma voluntaria y gratuita para niños, jóvenes y adultos.

 


TERCERA PARADA: CONCEPCIÓN

En Concepción se reunieron representantes de los equipos de cuatro regiones: Biobío (Daisy Retamal, Marlene Cartes, José Cortés y Nicole Caballero), Maule (Carolina Sepúlveda, Patricia Torres y José Manuel Valencia), Los Lagos (Catalina Velázquez) y Araucanía (Daniel Riquelme). En el encuentro de la mañana, comentaron cómo han implementado el componente que trabaja con OCC, las dificultades y los aciertos.

Catalina Velásquez, de la Región de Los Lagos, contó que el 2014, cuando se realizó el catastro de OCC, 34 organizaciones cumplían con el perfil de OCC en la región. De estas 34 se hizo un filtro (estaba difícil llevar a todos a trabajar en laboratorio), buscando las iniciativas con más antigüedad, y se llegó a las 14 OCC que desde entonces siguen trabajando con ellos. “Nuestras organizaciones quieren formar una unión regional de OCC, con el fin de fortalecerse, conseguir proyectos, más fondos…Sería un objetivo para seguir avanzando”, afirmó.

Carolina Sepúlveda, coordinadora de Ciudadanía Cultural de Maule, comentó las dicotomías que encuentran en el territorio (respecto de los fines productivos y la responsabilidad comunitaria de las OCC) y los dos años que llevan trabajando en conceptos, definiciones, discutiendo si deben dar un paso desde la institucionalidad o si las organizaciones deben empezar a ser co-constructores… Cuestiones que han tocado a la mayoría,  también comentadas por los compañeros de otras regiones.

También de Maule, Patricia Torres, coordinadora regional de Red Cultura, llamó la atención por el despliegue territorial –son 30 comunas en la región–, la dificultad de llegar  a un perfil de OCC para trabajar en la región. Contó que se formó una mesa regional, en principio con 80 representantes de organizaciones de diferentes perfiles, y que hoy día hay un total de 40 organizaciones flotantes discutiendo temas que quieren abordar, levantando conceptos, intentando articularse.

El trueque y las réplicas

Aparte de las reflexiones utópicas, una de las acciones concretas que se dieron el primer año en Maule fue una feria del trueque artístico donde cada organización llevaba algo para compartir. “Armamos cuatro ferias de trueque en distintas comunidades, estaba súper bonito”, afirmó Patricia, resaltando que el segundo año fue dedicado a la formación de las OCC, con la creación de la “Escuelita de Gestión Cultural”, y que la idea para el tercer año es que todos los que se formaron en la escuela van a hacer una réplica en su comuna, cofinanciadas con el municipio.

“La primera réplica es en Romeral. Esta la tenemos con el municipio en algunos módulos, las comunidades se hacen cargo de otros módulos en que ellos ya se capacitaron, y nosotros vamos a aportar con otras cosas”, explicó Patricia. “Otra estrategia es que estamos vinculados a la Universidad de Talca, que tiene su carrera de Psicología Social Comunitaria, y tenemos alumnos que están trabajando con comunidades, sobre todo comunidades que están con su liderazgo bajo. También tenemos dos comités del programa Creando Chile en Mi Barrio (que se implementó en todo el país entre el 2007 y el 2010), y los hemos apoyado con prácticas de psicología social comunitaria. Están haciendo un diagnóstico de cómo está la organización y cómo se proyecta en el barrio”.

Construyendo el diálogo

Daisy Retamal, encargada regional de Red Cultura en Biobío, contó que contrataron a una persona para hacer el catastro de las OCC (Nicole Caballero, consultora que siguió trabajando con el equipo, como apoyo metodológico), acortaron el perfil de las organizaciones con las cuales querían trabajar en este momento, y les invitaron a conversar con el Consejo. “Llegaron unas 20 OCC y desde ahí vamos a construir una política pública. Eso es lo que más les motiva: hablar de cómo vamos a construir una política que va a dialogar con ellos como sector, eso es más importante que los fondos concursables”.

Para las organizaciones de la Región de Biobío, el año de 2015 fue de conocerse (se realizó el I Encuentro Regional de Cultura Comunitaria) y el 2016, de formarse (entre ellos mismos). “Decidieron que como tenían expertise cada uno y querían conocerse, harían una escuela de educación popular. A parte de conocerse ellos, querían ir a los territorios, ver lo que estaban haciendo unos y otros… E hicieron una escuela con ocho módulos, que terminó muy bien (aunque entremedio hayan habido dificultades)”, afirmó Daisy.

Según Daisy, el Consejo nunca estuvo en la cabeza del proceso. “La mesa no la dirigimos nosotros. Yo voy a algunas sesiones, cuando hay que explicar algo. El resto lo trabaja nuestro apoyo metodológico, que es Nicole. Al principio participamos, pero después nos dimos cuenta que la mesa era reactiva al Estado, estaban desconfiados de trabajar con nosotros. Les invitamos entonces a seguir trabajando con nosotros sin participar de la mesa, porque queríamos mantener el diálogo. Y así fuimos construyendo una relación muy respetuosa. Creo que para nosotros, en esta región, tomar una posición un poco más distante ha sido superpositivo.”

Gestión cultural y derechos

Respecto del trabajo con las OCC en Araucanía, Daniel Riquelme señaló algunas características de la región, como una alta presencia de población mapuche, un fuerte discurso de autogestión y una cierta ambigüedad en la relación con el Estado. “La invitación que se ha hecho a las OCC –primero con el catastro que se hizo el 2015/2016 y ahora con la implementación de laboratorios– tiene que ver con restablecer vínculos de confianza, sobre todo del carácter voluntario de participación, y también de la intención real de poder acercarse a las necesidades de las organizaciones”.

Este debate, según él, también se les da como equipo, en temas como el catastro y las categorías con las que funcionan: “¿Son realmente funcionales a un análisis correcto de la realidad que tienen las organizaciones?” “¿Será que tenemos que intencionar que ellos mismos se auto clasifiquen, o si somos nosotros quienes tenemos que entender la diversidad de lenguajes, de objetivos y de orígenes de estas OCC?”

Para intentar contestar a algunas de esas preguntas, la región optó por una investigación luego del catastro. “Este año estamos priorizando una investigación acerca de los discursos de las OCC, con investigadores externos”, comentó Daniel. “Las OCC están identificando paulatinamente la necesidad de autoformación, sobre todo en el tema de la gestión cultural. Es eso lo que queremos abordar en el tercer laboratorio que vamos a tener este año con las OCC, empezando a entender la gestión cultural en el ámbito de los derechos sociales y culturales.”

La escuela popular

Por la tarde, los representantes de los equipos regionales escucharon las experiencias de seis organizaciones de cultura comunitaria (Grupo Cultural Víctor Jara, La EscueLota, Weche Newen, Colectivo Cultural We Newen, Microgalaxia Centro Cultural y Casa Trewa) y conocieron un poco más de la Escuela Popular de Organizaciones Culturales Comunitarias, que se desarrolló en la Región de Biobío en 2016.

La iniciativa, aunque financiada por el Consejo, fue impulsada por 16 OCC de Biobío que participaron del I Encuentro Regional de Cultura Comunitaria en 2015 ( año en el que se iniciaron los Laboratorios de Iniciativas Culturales Comunitarias a través de Red Cultura). Realizada en el marco del II Encuentro Regional de Cultura Comunitaria, del 13 de agosto al 1 de noviembre de 2016, la Escuela Popular tuvo carácter itinerante, pasando por seis comunas de la región: Penco, Concepción, Talcahuano, Tomé, Nacimiento y Alto Biobío.

Los ochos módulos fueron así divididos: 1) Educación popular; 2 y 3) Difusión y comunicación popular; 4) Producción artística popular; 5) Cooperativismo, identidad y territorio; 6) Intercambios de modelos de gestión cultural; 7) Derechos laborales de los trabajadores de la cultura comunitaria; 8) Cosmovisión, pluralidad y medicina ancestral mapuche. Fueron las propias organizaciones quienes acordaron de manera colaborativa sobre dónde, cuándo y qué temas iban a tratar en la escuela.


CUARTA PARADA: LA SERENA

La visita a la Región de Coquimbo se dividió en tres instancias: una reunión protocolar en la que participó la directora regional de Cultura, Daniela Serani, una reunión con la coordinadora regional de Red Cultura, María Rosa Cortés, y un encuentro con representantes de cuatro organizaciones culturales comunitarias (Unión Comunal de Andacollo, Agrupación Cultural Margot Loyola, Corporación Cultural Literaria de Los Vilos y Agrupación Kail de Los Vilos).

María Rosa Cortés

María Rosa Cortés explicó que cuando partieron con el trabajo con OCC, en 2015, lo hicieron en convocatoria abierta con afiche en redes sociales: “Vengan quienes quieran trabajar con nosotros”. Aparecieron más de 600 organizaciones. Se hizo un filtro, quedaron unas 200 que eran organizaciones culturales, y desde ahí llegaron a 71 a nivel regional. “En 2015 lo que hicimos fue definir que una OCC iba a ser aquella agrupación que trabajara en el territorio por un periodo prolongado de tiempo, y que lo que le importaba era el desarrollo cultural y artístico de su comuna”, explicó.

Como en 2015 estas organizaciones con quienes empezaron a trabajar les pidieron capacitaciones, el segundo año fue dedicado a la escuela de gestión comunitaria. “Se dio la escuela y no participó ninguna organización que habíamos focalizado. Decían que ‘era tarde’, ‘era en La Serena’…Entonces volvimos y al final de 2016, inicios de 2017, aplicamos nuevas fichas a las 71. Partimos de lo que definimos como OCC y llamamos. Y este año vinieron 11. Las 11 son nuevas, ninguna de las que partieron en 2015. Y están motivadas, quieren hacer intercambio de experiencias, que hagamos encuentros.

Cuatro de estas 11 OCC estuvieron representadas en el encuentro armado para la tarde. El guitarrista, Alejandro Cortés, presentó la Corporación Cultural Literaria Los Vilos, una agrupación de escritores, artistas, músicos, cineastas, guionistas, comunicadores y gestores culturales que han comprometido su quehacer en torno a lo literario, preocupados por la difusión y el rescate de la cultura y las artes, y con énfasis en la identidad local.

Vicente Godoy contó un poco de los quehaceres de la Unión Comunal de la Cultura de Andacollo, que reúne 40 agrupaciones con vistas a desarrollar un programa integral de desarrollo cultural para la comuna. La organización social, que promueve una serie de talleres y ferias entre otras actividades, nació de un encuentro realizado en 2015, cuando se moldeó un libro titulado “Diagnóstico Cultura Viva de Andacollo – un aporte para la construcción de políticas culturales integradoras, democráticas y participativas”.

 

Mirna Véliz, a su vez, habló de la Agrupación Margot Loyola, formada en Tierras Blancas (Coquimbo) a partir de un taller de cueca básica el año 2000. En estos 17 años de aprendizajes, investigaciones, presentaciones y proyectos, los integrantes han recibido varios reconocimientos por el trabajo desarrollado con la danza y el folclore.

Finalmente, Zita Olivares contó cómo se formó en 2009 la agrupación KAIL, Colectivo de Artes Integradas Literario (“Sería libertario, porque en las ganas de hacer las cosas no queríamos depender de nadie, pero la señora lo escribió ‘literario’ e igual nos sirvió”, dijo entre risas). Con la intención de desarrollar nuevas instancias culturales en la comuna de Los Vilos, con especial énfasis en la descentralización de la cultura, la agrupación trata de llegar a las ciudades de la provincia y a sus localidades rurales con ferias de trueque, festivales de música y teatro y presentaciones de radioteatro, siempre con conversatorios después de las actividades. “Apostamos harto en trabajar en conjunto con otras agrupaciones”, afirmó Zita, resaltando la importancia de la convivencia, del compartir, del aprendizaje que viene de ahí.

 

 

 

De vuelta a Santiago para una reunión de cierre con Patricia Rivera, las “viajeras” Marianela Riquelme y Teresa Albuquerque contaron un poco de la experiencia de estos días de intercambio del programa IberCultura Viva en Chile, de cómo fueron los encuentros con estas 40 personas (sin contar las más de 50 que estaban en el Encuentro de Organizaciones Culturales Comunitarias de la Región Metropolitana), de las dificultades y los aciertos que los equipos regionales han encontrado en el trabajo con las OCC.

Al fin del viaje, la constatación de que muchas de estas organizaciones comunitarias no están esperando que les financien sus proyectos –con o sin recursos gubernamentales están haciendo, ofreciendo caminos reales de transformación– deja aún más claro la importancia de una política pública para el sector. De una política que reconozca y potencie las iniciativas culturales de las comunidades en el lugar donde ocurren, conforme sus necesidades y planes de trabajo, y que se construya colectivamente, valorizando la participación ciudadana y fortaleciendo la democracia.

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