Experiencias
Por IberCultura
Em19, Ago 2015 | EmBrasil | PorIberCultura
Cacau Arcoverde, el músico que lleva al mundo la cultura del «sertão»
Hace unos 25 años que Cacau Arcoverde dedica “el corazón, el espíritu y la carne” a la música. El interés viene de muchos años antes, de los tiempos de niño, pero como profesión, hace dos décadas que Cacau rueda el mundo con la misión que se impuso: divulgar el legado de los maestros, la cultura popular del nordeste de Brasil, la percusión afrobrasileña. O, en sus palabras, “desesconder la música verdadera”.
Brincante, percusionista, lutier, poeta, productor musical, productor fonográfico, artista visual y xilógrafo, de 44 años, Cacau Arcoverde (en el DNI, Claudio José Moreira da Silva) es también arte-educador en el Punto de Cultura Orquestra Sertão, que funciona desde el año 2009 junto a la Asociación Cultural Urucungo, en Arcoverde (Pernambuco). Allí, en la ciudad de 70 mil habitantes, a 250 kilómetros de Recife, enseña a niños y adolescentes a tocar y fabricar instrumentos de percusión (berimbau, alfaia, caxixi, xequerê). También da clases de ritmos de la región, como samba de coco y ciranda. Enseña a tocar, cantar y bailar para que los chicos puedan formar un grupo y hacer presentaciones.
Cacau es el coordinador técnico del Punto de Cultura Orquestra Sertão. Su hermano Lula Moreira, también instrumentista (toca guitarra, viola de 12 cuerdas y pífano), es el coordinador general. Los dos empezaron temprano en la música, incentivados por su padre, João José da Silva, que les puso en la percusión de una escuela de samba de la ciudad, Tamborins de Ouro.
“La influencia artística vino de los abuelos”, cuenta Cacau. “Mi abuelo por parte de madre era vaquero y cantaba coco. Mi abuela era una mujer rendeira. Por parte de padre, mi abuelo era del maracatu de baque solto, cortador de caña de azúcar en la Zona da Mata. No tuve ningún tío artista. Mi padre no era músico, pero nos puso a estudiar, a tocar percusión en la escuela de samba y en la banda marcial. De allí entré en la capoeira y empecé a tocar el berimbau, todos los instrumentos. Una cosa se fue conectando a otra”.
La xilografía, a su vez, vino de la mano de la confección de los instrumentos. “Yo fabricaba instrumentos y pintaba. Un día, un artista visual de Ceará me dijo: ‘Usted pinta telas en el instrumento, pinte telas también’. Entonces empecé a pintar y no paré más”. Hoy, Cacau hace tapas de libros de cordel y mandalas, escribe poemas, canta, compone, mantiene una productora musical y una web radio para divulgar su trabajo y lo de otros 26 artistas independentes, como Zabé da Loca y Os Rabequeiros de Pernambuco.
En la plaza
El trabajo con niños y adolescentes en situación de calle empezó desde hace 20 años, cuando Cacau vivía en Natal (sí, él vivió en un montón de lugares). “En 1994, 1995, yo trabajaba en un proyecto llamado Casa na Praça (Casa en la Plaza), que tenía el apoyo del ayuntamiento de la ciudad. Para sacar a los niños de la calle yo les enseñaba percusión, capoeira, fabricación de instrumento. Enseñaba a hacer berimbau, caxixi”.
“Era una época en que no teníamos apoyo, no había las políticas públicas de hoy. A veces no teníamos resultados más eficaces porque los proyectos acababan. Aún hoy, cuando la gestión cambia, por cuestiones políticas o ‘egoísticas’ el social sufre. No debía ser así. Independientemente del partido, cuando el proyecto hace bien a la sociedad, debería tener continuidad aunque fuera de otra gestión”.
Cacau empezó a trabajar con niños y adolescentes por algunos motivos. Uno de ellos fue la percepción de que el arte de lutier estaba en extinción respecto a la fabricación de instrumentos percusivos. Otro motivo fue el deseo de ampliar el acceso a la cultura a los menos favorecidos, desarrollando proyectos de musicalización y fabricación de instrumentos afrobrasileños, “divulgando ritmos y danzas de Brasil, que es un gran granero de culturas tradicionales”.
Transcontinental
Integrante de la primera formación del grupo “Cordel do Fogo Encantado”, Cacau Arcoverde está al frente del colectivo Jaraguá Mulungu desde el año 1999. Dedicado a divulgar los ritmos del nordeste, las “sonoridades transcontinentales”, sigue la línea de maestros de la región, como los músicos Luiz Gonzaga, Jackson do Pandeiro y Ary Lobo.
Nacido y criado en Arcoverde, Cacau volvió a vivir allá desde hace 10 años, después de pasar temporadas en Minas Gerais, São Paulo, Distrito Federal, Rio Grande do Norte y Amazonas y rodar el mundo presentando los ritmos nordestinos y afrobrasileños. Ha tocado en Broadway, en Nueva York; ha dado clases de percusión en Inglaterra, Francia, Alemania y Suecia; fue director de un espectáculo presentado en Paraolimpíadas de Londres.
En 2014, seleccionado en una convocatoria de Micsur (Mercado de Industrias Culturales), se presentó en Mar del Plata, Argentina, y volvió entusiasmado con la experiencia. “Siempre me preocupó el hecho de Brasil estar en América Latina y ser el único país que habla portugués. Sería muy bueno si habláramos español, si supiéramos más sobre las culturas tradicionales, los pueblos originarios de los países latinos. Hay puntos de similaridad, indígena, quilombola, hay muchas cosas que tienen que ver con nosotros, brasileños. Es necesario integrarnos.”
(*Texto publicado el 19 de agosto de 2015)
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